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Viajar a Tailandia es una oportunidad de escapar, literalmente, para vivir experiencias totalmente abrumadoras y entender la vida de manera diferente. Sus suntuosos paisajes generan, en gran medida, esta sensación de desconexión absoluta. Sin embargo, la vida diaria de los tailandeses le sorprenderá. Pase unas vacaciones inolvidables sumergiéndose en la cautivadora cultura del país.
Los tailandeses hacen honor al respeto mutuo, a su religión y a la familia real. Todas estas formas de ser y de vivir, en general, son muy diferentes a las de Europa. Además, es importante tener en cuenta estas diferencias para respetar las tradiciones del país visitado.
Para saludar a los tailandeses, recuerde juntar las manos, llevarlas de vuelta al pecho e inclinar la cabeza. Este gesto, también usado para agradecer y decir adiós, se llama "wai". Cuando visite los templos o le inviten a una casa, quítese siempre los zapatos.
En Tailandia, la monarquía también parece ser muy importante. El himno nacional suena dos veces al día. Al escucharlo, es costumbre detener toda actividad para levantarse en silencio. De la misma manera, los monjes y los lugares de culto son el objeto de esta tradición. Los lugareños suelen presentarles una ofrenda, que generalmente ponen en el suelo.
Además de estas costumbres, que demuestran la importancia del respeto en la sociedad tailandesa, algunas fiestas que unen a los tailandeses también forman parte de la tradición de este país. Este es el caso del Año Nuevo tailandés donde la población limpia a los budas y luego tira agua en las calles. Algunas veces, mojan las manos de los ancianos con agua perfumada. Hoy en día, estas fiestas han tomado un lugar importante y los tailandeses usan barriles o pistolas de agua, lo que crea una atmósfera más divertida.
En noviembre, otra fiesta igualmente exótica da lugar a una muestra de colores fantásticos. Esta celebración no es otra que la de "LoyKrathong", que representa un momento simbólico en el que los tailandeses se liberan de las preocupaciones y de su tristeza. Durante la ceremonia, ponen flores, incienso y velas en una balsa rodeada de hojas de plátano. Una vez decorada, la balsa se desplaza sobre el agua y libera a los habitantes de cualquier negatividad.
