Dependiendo de dónde desee ir, un viaje en barco, o incluso un crucero, puede ser una opción muy interesante. Para unas vacaciones relajantes y de aventura, un viaje en barco es siempre un momento de desconexión que toda la familia agradecerá. Navegará junto a sus seres queridos y ¡este momento será un recuerdo inolvidable! Pero para una navegación perfecta, debe organizarse todo con antelación y con las precauciones necesarias.
Navegar en un velero, durante un día o un fin de semana, es una experiencia en la que notará que el tiempo se ralentiza, que el mundo terrestre parece alejarse y no hay ruidos ni agitación. En un velero, el tiempo no tiene el mismo significado, parece detenerse para que, a su vuelta, le de la sensación de que lleva semanas en el mar.
Estos momentos son aún más intensos cuando se comparten con la familia. Y será un plan perfecto si es un apasionado del mar, de los veleros y siempre ha querido compartir esta pasión con los suyos. Para que esta primera navegación, y todas las demás, salgan bien, se deben tomar ciertas precauciones. Por seguridad, por supuesto, pero también para permitir que todos aprovechen al máximo este viaje.
La otra precaución es anticipar el aburrimiento. Como hemos visto, la concepción del tiempo en un velero ya no será la misma. Para los niños, permanecer en un espacio pequeño, sin correr y sin tener derecho a tocar todo, puede ser pesado y aburrido. Si desea que la navegación sea un momento de placer compartido, debe preparar actividades y adaptar su programa a las necesidades de los más pequeños.
Confeccione un programa. Embarcar en una isla, no navegar durante 5 horas seguidas, y planificar las paradas regulares ... Como parte de una travesía de varios días, con salidas más largas, los niños serán capaces de ejecutar , jugar en la playa, conocer a otros niños, etc. Los niños más pequeños podrán dormir fácilmente, ya que el sonido de las olas y el movimiento del bote les mecerán. Cuando llegan a una edad en la que la siesta ya no es tan regular es aconsejable dejarles un lugar de libertad. La cubierta del barco es un lugar lleno de prohibiciones, por lo que es aconsejable reservarles un espacio dentro del barco. Esto puede ser una cabina, idealmente, reservada para ellos. Podrán crear su mundo, desempaquetar juguetes y libros sin ninguna restricción.
Saborear la libertad y la relajación que ofrece la navegación no siempre es fácil para los niños, especialmente la primera vez. Además del mareo, la ausencia de los puntos de referencia habituales puede ser desestabilizador. Así que recuerde recrear un espacio tranquilizador, mientras les inculca poco a poco este amor por el mar.
¿Y qué mejor forma hay de involucrarles en ello que mediante la práctica de divertidos deportes acuáticos? Algunos destinos, como Essaouira, en Marruecos, son especialmente adecuados para ello, incluso desde su propio barco.