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Isla de Ré guarda muchos secretos y descubrirlos formará parte de su aventura en este destino. Sin embargo, queremos contarle algunos de los datos más curiosos que despertarán aún más su deseo de visitar este pintoresco lugar. Seguro que muchos de ellos le sorprenderán, otros le sacaran una sonrisa y el resto, simplemente, le aportarán más información sobre el destino elegido que, sin duda, es una de las mejores opciones para disfrutar de unas vacaciones donde la calma y la tranquilidad serán las grandes protagonistas. ¿Sabía que…? ¡Le contamos todo!
En la Isla de Ré verá bicicletas aparcadas en las puertas de las casas como si formasen parte de una decoración de cuento. Y es que aquí es el medio de transporte más utilizado ya que la planicie del lugar y la idea de mantener un entorno natural propician su uso.
Además, encontrará 110 km de carriles para descubrir la isla sobre dos ruedas. Podrá llegar a los lugares más recónditos, atravesar salinas y viñedos y, en definitiva, vivir al ritmo de esta isla que guarda leyendas e historias que merece la pena conocer.
A kilómetros de profundidad se originan mares de fondo oblicuos entre sí que, influenciados por factores como el viento, crean un oleaje que recorre distancias mayores de lo normal. Aparece así un fenómeno natural, cuanto menos, sorprendente: las olas cuadradas. En algunas de las playas de la Isla de Ré podrá presenciar cómo las olas se alinean y crean una especie de tablero de ajedrez, ¡se quedará sin palabras! Sin embargo, no aproveche esta situación para darse un baño porque, aunque la apariencia es realmente bonita, no deja de ser un oleaje peligroso.
La isla produce su propia patata cuyo sabor es algo dulce, pero su piel es salada, ya que se cultiva en un ambiente en el que el aire marino es inevitable. Se caracteriza, principalmente, porque es recolectada antes de que termine de madurar y se forme el almidón. Esta patata “temprana” debe ser cultivada en un suelo arenoso y ha recibido la Denominación de Origen Controlada. ¿Piensa perder la oportunidad de degustar este producto único?
Si hay algo que no encontrará en la Isla de Ré son las tediosas cuestas. Se podría decir que la isla es prácticamente planta, ya que su punto más alto, el Peu des Aumonts, cuenta con tan solo 20 metros. Por ello, descubrir este destino se convierte en todo un placer y esta es también una de las razones por las que la bicicleta es el transporte estrella en Isla de Ré. ¡No hay excusas para no explorar cada rincón de este maravilloso destino!
Cuando llegue a Isla de Ré el blanco de las fachadas de los edificios y la armonía de colores llamará su atención. Y es que todas las casas deben contar con puertas y ventanas que sean de madera y son el gris, el verde y el azul los colores que podrán lucir. Por otra parte, el blanco es el color común en todas y cada una de las fachadas. Esta norma contribuye al encanto del lugar donde destacan las buganvillas cayendo sutilmente por los edificios.
Además de producir la famosa flor de sal, en Isla de Ré también crean su propia cerveza. La llamada “Blanche de Ré” representa a la perfección la identidad de este destino. Es artesanal, 100% natural, auténtica y con un sabor que le recordará al mar. Podrá elegir entre blanca, rubia y otros tipos, pero lo que sí es seguro es que le conquistará por completo.
En este extraordinario destino descubrirá una tradición que le sacará una sonrisa: podrá ver burros con pantalones. Son de una raza única (Poitou) y lo que más le llamará la atención de este encantador animal será su largo pelaje, una de sus características más distintivas. Debido a que en el pasado este burro fue utilizado como mula en las salinas, los pantalones fueron la solución perfecta para evitar que mosquitos y otros insectos le picasen en las patas.
Durante muchos años han estado en peligro de extinción, pero actualmente tendrá el privilegio de admirarlos en la Asinerie du Baudet de Poitou. ¡Los niños disfrutarán como nunca!
Isla de Ré también ha servido como escenario para la famosa película estadounidense de “El día más largo” cuya trama consiste en el histórico desembarco de Normandía. La maravillosa playa de la Conche, con sus famosas dunas, fue la encargada de acoger algunas de las escenas de la historia.
Si hay algo que caracterice a la Isla de Ré son sus salinas, en las cuales muchos de sus habitantes trabajan y han hecho de ellas su forma de vida. Aunque realmente no todas se utilizan para extraer sal, lo que sí es cierto es que ocupan un 20% del total de la superficie y producen centenas de toneladas anuales. Podrá pasear por ellas y admirar la fauna y la flora que encontrará allí, como en el resto de espacios naturales, ¡es todo un espectáculo! No olvide traer de vuelta un tarro de la llamada flor de sal porque será el ingrediente perfecto para darle un toque diferente a sus platos.
Muchos dicen que el mar es vida y, probablemente, tengan razón. El agua marina y sus elementos cuentan con numerosos beneficios para la salud. En la Isla de Ré esta es una idea que tienen clara y por ello la talasoterapia ha conseguido desarrollarse de forma natural en la región. Aquí encontrará varios centros dedicados a proporcionar tratamientos de todo tipo (con agua de mar, algas, barro, arena…) con el fin de mejorar la salud o con un objetivo meramente estético. Sea como fuere, ¡no dude en disfrutar de una sesión que le hará sentir como nuevo!
Antes de 1988 sólo podía accederse a la Isla de Ré navegando. Pero en este año se decidió construir una fascinante obra arquitectónica de casi 3 kilómetros de longitud: el puente de peaje que une este destino con el continente. Si tiene suerte podrá ver cómo su parte central se eleva para permitir el acceso de los barcos. También podrá recorrerlo en bicicleta o andando, ya que cualquier esfuerzo merecerá la pena cuando vea por primera vez este pequeño paraíso escondido.
